Palabras del Presidente de los Estados Unidos Mexicanos, licenciado Felipe Calderón Hinojosa, durante la Inauguración del Segmento de Alto Nivel, COP16
Excelentísimo señor Ban Ki-moon, Secretario General de la Organización de las Naciones Unidas. Sea usted muy bienvenido a México.
Excelentísima señora Christiana Figueres, Secretaria Ejecutiva de la Convención Marco de la Organización de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático.
Embajadora Patricia Espinosa, Secretaria de Relaciones Exteriores y Presidenta de la Conferencia.
Excelentísimos señores Jefes de Estado y de Gobierno.
Distinguidas señoras, distinguidos señores Ministros de todo el mundo, que nos acompañan.
Señoras y señores representantes del sector social, del sector empresarial, de los liderazgos sociales y políticos.
Señoras y señores representantes de las organizaciones de la sociedad civil de México y del mundo.
Señoras y señores legisladores, dirigentes políticos.
Distinguidos integrantes del Cuerpo Diplomático acreditado en México.
Señoras y señores Embajadores.
Distinguidos invitados especiales.
Señoras y señores:
Nuevamente, les doy la más cordial bienvenida a México y, en particular, al inicio del Segmento de Alto Nivel de estas Conferencias en el Marco de las Naciones Unidas.
Es para mí un honor y un privilegio el poder dirigirme a ustedes en la Inauguración de los trabajos de este Segmento de la 16 Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático, la COP16, y la 6 Reunión de las Partes del Protocolo de Kyoto, CMP6.
Después de casi una semana, una primera semana de trabajo, los representantes de los casi 200 Estados parte han trabajado enormemente, y sé que han logrado, o están en muchos casos a punto de lograr significativos avances en ambas vías.
El trabajo ha sido difícil, pero me parece, en mi apreciación, que el balance de las negociaciones es alentador, aunque nos queda claro que existen retos formidables aún por superar.
Pero, por lo pronto, felicito a todas las Delegaciones por su compromiso, por su acción de buena fe y por su dedicación.
Y sé que con la voluntad política de todos, en los próximos días podremos lograr muy importantes acuerdos. Sé que comienzan las horas cruciales para las Conferencias. Sé que habrá de prevalecer, precisamente, la buena voluntad, la comprensión recíproca, la confianza y el entendimiento.
Sé que habrá resultados positivos y, con su impulso, se podrá ofrecer al mundo una oportunidad para hacer, precisamente, un nuevo camino en materia de lucha contra el cambio climático.
Y más allá de estos logros positivos que todos deseamos que se den en la COP16 y la CMP6, creo que es también importante hacer una reflexión acerca de lo que, independientemente de tales logros, está ocurriendo en nuestro esfuerzo, el esfuerzo de esta generación frente al cambio climático y en el esfuerzo de las señoras y los señores delegados.
Hay un conjunto de hechos y de avances cualitativos que, gracias al trabajo de todas las partes aquí reunidas, podrán abrir nuevos cauces de acción para ser más eficaces en el combate a esta amenaza.
En primer lugar. Hoy existe como nunca antes un interés en amplios sectores de la sociedad en el tema del cambio climático, más que nunca.
Hoy existe una preocupación genuina que, a medida que las generaciones son más jóvenes, es una preocupación mucho más intensa; incluso, las preocupaciones que rodean al mundo desde el año pasado con la crisis económica, aunque estas preocupaciones prevalezcan, nuevamente ha surgido la exigencia, la preocupación, la acción en torno del problema del cambio climático.
Me parece que con estos grupos hemos podido abrir canales de comunicación, y unir esfuerzos en el camino hacia esta Conferencia en Cancún.
La labor de los representantes de los gobiernos, se ha visto sustancialmente enriquecida con la participación de las organizaciones sociales, con la representación de los pueblos indígenas, con la de miembros del sector empresarial, de profesionales de los medios de comunicación y de legisladores.
Y como mencioné en la inauguración de los trabajos de las Conferencias, me queda claro que no estamos solos en esta negociación en Cancún. Están aquí, a nuestro lado, poniendo sus ojos y sus oídos en lo que se trabaja en cada una de las mesas de negociación, están aquí a nuestro lado miles de millones de seres humanos que esperan una respuesta clara; una respuesta que no podemos negar.
Esto representa, en sí mismo, este movimiento de opinión pública en torno al cambio climático, un logro en sí mismo que debemos aquilatar y aprovechar, porque supone también un gran reto.
El reto es ir al encuentro de los ciudadanos y con las organizaciones del mundo poder orquestar una gran acción colectiva contra la amenaza del cambio climático, que mueva, finalmente, los últimos obstáculos y las últimas resistencias que se oponen a la acción inmediata.
En segundo lugar. También quiero resaltar que se ha dado un paso grande también aquí, en esta poco más de una semana y en los meses previos. Creo que ha sido muy importante el restablecer poco a poco la confianza de la comunidad internacional en los mecanismos multilaterales como éste, como una fórmula fundamental para podernos poner de acuerdo como humanidad.
México ha procurado crear un ambiente transparente, incluyente, que sea propicio para los acuerdos. Se han escuchado todas las voces, de todos los continentes, de todos los grupos de interés; de las grandes economías y de los países en desarrollo. De las economías que más emiten, así como de las economías que, sin haber contribuido en gran medida a la emisión de gases de efecto invernadero, son las que más sufren las consecuencias, como lo son los pequeños Estados insulares o las naciones más pobres, o las más vulnerables, varios de cuyos Jefes de Estado están aquí presentes, y agradezco y saludo su presencia.
Hemos oído a todos, sin distingos, ni pesos específicos; hemos refrendado, así, la viabilidad del sistema multilateral, porque creemos en el sistema multilateral. Porque creemos en el valor del derecho internacional, porque creemos en la capacidad de la humanidad organizada, en torno a la Organización de las Naciones, como el instrumento válido, a través del cual la humanidad debe resolver sus problemas como humanidad.
Hemos, además, refrendado el carácter positivo y constructivo del diálogo, y del entendimiento. Sabemos que, por complejos que sean los acuerdos, son el camino seguro para resolver los problemas entre seres humanos.
Y, después de todo, como lo he dicho en varias oportunidades, la atmósfera de la Tierra es indiferente a las fronteras políticas, es indiferente a la soberanía de los Estados, es indiferente a los intereses particulares; es indiferente a las creencias políticas o religiosas, a las razas, a los credos, y a las historias particulares.
Éste es un gran logro de las Conferencias de Cancún, a mi juicio, que hay una gran oportunidad para que el multilateralismo retome su camino como instrumento rector de las decisiones colectivas de carácter global.
Éste es el espíritu que ustedes están construyendo y que, estoy seguro, prevalecerá, en lo sucesivo, entre las partes y el resto de los actores que se han sumado a esta histórica campaña contra el cambio climático y a estas Convenciones en Cancún.
En tercer lugar. Cancún nos ha permitido vislumbrar el camino hacia una economía global baja en carbono; y si ustedes así lo deciden, nos permitirá también dar los primeros pasos de una nueva época en la lucha contra el cambio climático.
Más allá de los acuerdos puntuales, de los párrafos que aún no se consensan, más allá de los puntos de vista distintos, más allá de las resistencias y los intereses, más allá de las posiciones y los gobiernos de autoridades representadas aquí, el mundo avanza, tiene que avanzar hacia una nueva era, hacia un nuevo paradigma, en el que necesariamente deberemos ponernos de acuerdo para cerrar las dos grandes brechas que amenazan a la humanidad: la brecha entre el hombre y la naturaleza, y la brecha entre la riqueza y la pobreza.
Hoy tenemos la plena certeza de que para superar la amenaza del cambio climático, es necesario que ambas brechas se cierren al mismo tiempo; que debemos romper los dilemas entre crecer o cuidar el medio ambiente, el dilema entre o luchar contra la pobreza o luchar contra el cambio climático.
Tenemos que encontrar el camino que nos permita cerrar ambas brechas simultáneamente; crecer y, al mismo tiempo, preservar la naturaleza; combatir la pobreza y, al mismo tiempo, combatir el cambio climático.
Hace más de 30 años, en el estudio llamado: Los límites del crecimiento, encargado por el Club de Roma, ya se instaba, hace casi 40 años, a la humanidad a establecer una condición de estabilidad ecológica y económica sostenible en el futuro, y que la necesidad de este equilibrio global, no significa ni el fin del progreso ni el fin del desarrollo de la humanidad.
Hoy sabemos que es posible, es posible encontrar los mecanismos y las fórmulas para consolidar una economía verde. Es posible encontrar la ruta de una nueva vía que nos permita construir un modelo de desarrollo más dinámico y más sustentable.
Un nuevo paradigma para el Siglo XXI, que no sólo contribuya a prevenir futuros riesgos a la paz entre naciones o dentro de las naciones, sino que nos permita trabajar en un solo frente y como una sola voz, a uno de los desafíos más globales que hayamos visto en muchas épocas varias generaciones.
La voz de los que vienen, la voz de los niños, la voz de las futuras generaciones, que el día de mañana nos reclamará o nos agradecerá por haber sentado las bases para superar éste, que es, sin duda, ahora, uno de los mayores retos de la humanidad.
Señor Secretario General.
Señoras y señores Jefes de Estado y de Gobierno.
Señoras y señores Ministros.
Señoras y señores Delegados:
De manera respetuosa los exhorto, a todas las partes, a que concretemos aquí un paquete equilibrado de acuerdos que nos permita avanzar; un paquete equilibrado de acuerdos que nos permita dar, ya, las primeras acciones y los primeros pasos, porque ya no podemos esperar y el tiempo se ha agotado.
Si no actuamos ahora, si no actuamos ya, el cambio climático impactará aún más la prosperidad, comprometerá la seguridad y los niveles de equidad que todos anhelamos para nuestros países.
Y sería lamentable que nuestra incapacidad de ver más allá de nuestros intereses, así sean legítimos, nos haga fallar a la hora de enfrentar este enorme desafío.
Aquí, en este terreno, no puede haber rivalidades. Tenemos un desafío común y así debemos entender el tema del calentamiento global, porque a final de cuentas sólo hay un reto, sólo hay una especie humana, sólo hay un planeta Tierra. Con gran claridad, Octavio Paz, compatriota nuestro, lo señaló al recibir el Premio Nobel de Literatura hace 20 años.
Él dijo: Está en entredicho la concepción de un proceso abierto hacia el infinito y sinónimo de un progreso continuo. Apenas si debo mencionar lo que todos sabemos: los recursos naturales son finitos y un día se acabarán. Además, hemos causado daños tal vez irreparables al medio ambiente y la especie misma está amenazada.
Como lo he dicho en reiteradas ocasiones, además de ser representantes nacionales, somos todos representantes, en este momento, de la humanidad. Somos padres, somos hijos, somos abuelos y seremos ancestros de una generación que reclamará nuestro momento; o bien, que reconocerá y agradecerá nuestra generosidad y nuestra capacidad de construir un bien común universal, que es a final de cuentas lo que aquí se discute.
En los próximos días, en las próximas horas, tenemos una de las pocas oportunidades para discutir estos temas y ponernos en serio de acuerdo. Debemos negociar con la certeza de que no podemos perder más tiempo, de que hay actuar ahora; de que las obras de adaptación, en particular en los países que sufren el cambio climático ya, no pueden esperar. Y ya están tarde.
De que las acciones de mitigación no pueden esperar, y de que la preservación de los bosques no puede esperar. De que la transferencia tecnológica a los países que la necesitan, no puede esperar. De que la transferencia de recursos no puede esperar, porque urgentemente se demandan por los países más pobres del mundo y que quieren, que queremos todos, trabajar por esta misión común de la humanidad.
Si podemos actuar ahora, actuemos ahora. No pospongamos más, otro año o años, nuestras acciones. Comencemos a recorrer juntos el largo camino del desarrollo sustentable. Un viaje de mil leguas, dice el viejo adagio chino, un viaje de mil leguas, comienza con un paso.
Demos en Cancún esos primeros pasos. El trabajo que ustedes han hecho hasta ahora alberga esperanzas de que eso sí es posible, o como dijera la Ministra de Dinamarca hace algunos días: Cancún puede; Cancún can, lograr esos resultados.
Todos vamos en el mismo barco y es hora de actuar como una sola tripulación. Es hora de navegar en una sola dirección. Es hora de trabajar ya, coordinadamente, en la construcción de un planeta habitable, no sólo para nosotros; más bien para nuestros hijos y nuestros nietos.
Así que unamos nuestros esfuerzos, demos el último esfuerzo para concretar esos acuerdos, que sé que están ya cerca, en su responsabilidad personal, y juntos alineemos nuestras aspiraciones para construir desde aquí una voz poderosa que le dé al mundo la respuesta que el mundo espera y que el mundo merece.
Muchas gracias.
Buen trabajo a todos.
Y bienvenidos a México, nuevamente.
Licenciado Felipe Calderón Hinojosa, Presidente de los Estados Unidos Mexicanos
PRESIDENCIA DE LA REPÚBLICA, MÉXICO
Bien à vous,
Morgane BRAVO
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